Conservas Eutimio

Hoy hacemos algo distinto…

Hoy no compartimos mesa en un restaurante, sino en una casa de conservas.

Y no una cualquiera: hablamos de Conservas Eutimio. Aquí no hay manteles de hilo ni camareros que recitan el menú. Hay vapor de mar, ruido de puerto y el silencio del trabajo artesanal. Cada tarro, cada lomo, cada anchoa, es un pedazo de Asturias embotado con respeto y paciencia.

Cambiamos el restaurante por la fábrica, el servicio por la elaboración, el plato por la conserva. Porque hay lugares donde la gastronomía no se sirve: se preserva.

En la villa marinera de Lastres (Asturias), donde el mar Cantábrico se encuentra con la piedra de la costa y las tradiciones se cocinan en fogones viejos, surge una conservera que no es solo latas y botes — es memoria, producto, territorio.

Una empresa familiar que ha sabido combinar la pesca de proximidad, la técnica artesanal y una visión moderna de gastronomía para llevar lo mejor del mar asturiano a la mesa.

Historia y origen

Su base sigue en Lastres, con un fuerte vínculo al mar, al puerto, a la tradición de bajura. Pero con un ojo en la innovación de producto, diseño, embalaje y mercado gourmet.

Todo empezó con Eutimio Busta y Aída Rosales que, en 1964, abrieron un restaurante en Lastres llamado Miramar. Con el tiempo esa cocina familiar se convirtió en lo que hoy es Casa Eutimio: restaurante, hotel y alma.

A principios de los años 2000 la siguiente generación decidió dar un paso: en 2001 comenzaron a elaborar conservas bajo la marca “Conservas Eutimio”.

Territorio y producto: el mar, la pesca local y el “kilómetro cero”

  • Una de sus señas de identidad es la pesca de proximidad: por ejemplo, sus lomos de merluza proceden del puerto de Lastres, “kilómetro cero”.
  • También productos como cocochas de merluza en aceite de oliva virgen extra, escabeches, pasteles de pescado o marisco —la gama deja claro que no es solo “conserva tradicional”, sino una reinterpretación de la tradición con exigencia gourmet.

Proceso de elaboración: entre tradición y técnica

  • La familia explica que, a diferencia de muchas conserveras que cocinan el pescado previamente para luego envasar, ellos llevan el pescado crudo a la lata/autoclave para que el punto de cocción final sea perfecto, sin sobrecocción.
  • Esa atención al detalle se manifiesta en tiempos de cocción, temperatura, calidad de materia prima… Es una combinación de cocina de fogón y esterilización industrial pero sin perder alma.
  • Mantienen un equilibrio: producto fresco de origen local, procesamiento artesanal, envase industrial, pero con escala humana.
  • Asimismo, la costa asturiana y la estacionalidad juegan: la pesca de bajura, los mariscos, etc., están condicionados por el entorno marítimo, lo que imprime carácter auténtico al producto.

Filosofía y valor añadido

  • No quieren “ser grandes a toda costa”, sino “ser buenos siempre”. En sus palabras: calidad de vida para ellos y sus trabajadores, producto bien hecho, sin prisas.
  • Apuestan por la sostenibilidad: pesca responsable, economía local, empleos desestacionalizados en una zona donde el turismo lo condiciona todo.
  • El storytelling es parte de la propuesta: cada tarro lleva la historia del mar, del pueblo, de la familia. Y eso se entiende bien en una marca en la que se habla del “alma y la brújula” de personas como María o Ana Belén Busta.
  • La comunicación no es sólo ingredientes, es “memoria”, “ritual”, “afecto”. Esa carga emocional es clave para un público que busca más que latas: busca autenticidad.

Como lo degustaríamos en la mesa de 4 patas… y un mantel

  • Ambientación: Imagina un mantel de lino claro, una lata de cocochas de merluza sobre una tabla de madera rústica, y el sonido del mar de fondo (o al menos, una ventana abierta al Atlántico).
  • Maridaje relajado: Vino blanco asturiano (o sidra bien servida) y un plato sencillo pero de producto: unas tostas de pan sobao con lomo de merluza en aceite de oliva de Eutimio, y una ensalada fresca de hoja verde.
  • Sin complicaciones: Parte de la magia de estas conservas es que te permiten un “plato premium” sin complicarte horas en la cocina. También implica comodidad: apertura fácil, buen aprovechamiento, producto de calidad.
  • Storytelling en la mesa: Al servir, puedes contar la historia: “Esto viene de Lastres, de una conservera familiar que empezó con un restaurante en 1964…” Eso convierte la lata en un inicio de conversación.

Conservas Eutimio es ejemplo de cómo un producto tan aparentemente sencillo como una conserva puede contener entorno, paisaje, historia familiar, técnica refinada y sabor auténtico.

En la mesa —sea con mantel o sin él— aporta una experiencia que va más allá de comer: es conectar con un lugar, una tradición, un propósito.

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