Arnedo es una ciudad de la comunidad autónoma de La Rioja perteneciente a la comarca de la Rioja Baja. Bañada por el río Cidacos (afluente del Ebro) su economía hoy tiene un importante y amplio tejido industrial relacionado con el calzado, del que existen diversas variedades. Entre ellas se encuentran una gran cantidad de marcas populares propias de Arnedo: firmas como Fluchos, Pitillos, Flossy, Callaghan , Chiruca (Fal), Gorila, etc.
Parece indudable que Arnedo ha estado poblado desde tiempos muy antiguos, pues sus restos arqueológicos se remontan al neolítico. Hay historiadores que afirman que el nombre de Arnedo en tiempos prerromanos era Sadacia o Sidacia, nombre que habría quedado en el río Cidacos, pero su actual denominación deriva etimológicamente del término latino «arenetum», que viene a significar «lugar de arena», y hace referencia a la plataforma arenosa sobre la que se asienta la ciudad.
El complejo de las Cuevas de los Cien Pilares es a día de hoy el mayor y más singular atractivo turístico del municipio y forma parte de un importante Patrimonio Rupestre. Excavado bajo el Cerro San Miguel, nos relata la relación entre el hombre y la tierra desde hace siglos. Se trata, probablemente, de los restos del antiguo monasterio de San Miguel.
Junto a la Cueva de los Cien Pilares, el Centro de Interpretación Etnográfico de la Vida en las cuevas, nos relata la historia de las cuevas utilizadas como vivienda o para fines económicos (pajares, abejeras, corrales, bodegas…) en donde más de 200 familias vivían aún hasta mediados del siglo XX.
En el centro del casco histórico de la ciudad, en unas cuevas diseñadas por la naturaleza, el restaurante Sopitas lo tiene todo para seducir y emocionar al comensal.
Su arquitectura es sorprendente puesto que se introduce en la montaña misma en una sucesión de cuevas que eran antiguos lagares de vino, hasta desembocar en un gran comedor principal. Hay doce grutas en la cueva con una capacidad desde dos hasta diez personas, además del comedor central.
El espacio es fantástico y sus platos recogen la unión entre las gastronomías de las diferentes culturas que han estado conviviendo en el territorio.
Tienen varios platos icónicos, como los pimientos del piquillo de cristal (rojos y verdes), la degustación del bacalao “a la riojana”, las chuletitas de cordero chamarito, además del cabrito lechal de Préjano asado a baja temperatura.
Y para finalizar la comida, cabe destacar la importancia que tuvieron los árabes, quienes dejaron importantes postres como los fardelejos, un recubrimiento de hojaldre muy fino con un relleno semejante al mazapán pero mucho más ligero compuesto de huevo, almendras molidas, ralladura de limón y azúcar. Se sirve recubierto de azúcar glasé y su forma rectangular con borde en relieve lo caracteriza.
A destacar:
- El más que “curioso” interior del restaurante.
- La excelente calidad de su producto (la gran mayoría Km 0).
- Magnifica relación calidad precio, en especial si se opta por uno de sus menús (Riojano o Sidreria, de 38€ y 42€, respectivamente).
Salud y una “pizca” de suerte 😉
