Restaurante Panoramix

El criterio principal e irrenunciable de 4Patas y 1Mantel siempre ha sido y será destacar/comentar/reseñar aquellos establecimientos, sean del tipo que sean, donde hayamos comido bien. A veces, también acompaña el local para mejorar el confort. En otras, la ubicación es un valor añadido por su tipismo, por sus vistas, por su singularidad… La atención también “nos gana”, y en la mayoría de las veces, la compañía, ya que solemos compartir nuestras experiencias gastronómicas con familiares o amigos (a veces ambos). Pues bien, en el caso que nos ocupa hoy, el restaurante Panoramix, se dieron todas esas felices circunstancias para hacer de nuestra comida una ocasión memorable.

Situémonos. Estamos en el Valle de Camprodón, a cinco minutos de Molló (Girona) y otros tantos de Francia, en pleno Pirineo catalán, a 1.250 ms. de altitud. Aquí se dan el factor vistas y ubicación bucólica que, acompañarán silenciosamente pero con fuerza, nuestra comida.

La atención corre a cargo de Joan y Sergi en la sala. Propietario el primero y hermano de este el segundo que, con su juventud y su amor por su trabajo, te hacen sentir muy cómodos y seguros de que te van a aconsejar perfectamente. Especialmente en materia de vinos, de los que Joan es un gran conocedor y erudito y de los que atesora en su restaurante con… ¡más de 1.200 referencias! Casi tantas como los metros de altitud en que se sitúa el restaurante. Un hecho muy poco común incluso en restaurantes de supuesto mucho mayor nivel o ubicación más urbana.

Y por fin, los platos. Nos resulta muy difícil destacar algunos de la docena que degustamos en un menú improvisado donde no había ni un solo «pero». Sólo destacaremos un par.

El primero no es un plato en sí, pero la elección del producto resulta también fundamental y pudimos saborear la mejor cecina que jamás hemos probado, en este caso, de Galicia y no de León, como suele ser habitual. Repito, la mejor que hemos probado nunca. Y por destacar tan solo un plato, ahora sí, un maravilloso timbal de otoño, que al huevo y a la trufa, añade boniato, castaña, calabaza, foie y ceps (boletus edilus). Cercanía, temporada, arraigo y sabores.

Y de esta maravilla de plato, así como de todos los demás, se ocupa Nadia. Compañera de vida de Joan y reina de la cocina, que, tras trasladarse por amor a Catalunya desde su Rusia natal (en concreto desde Astrakán una importante ciudad del sur de la Rusia europea a orillas del Caspio), y con escasos conocimientos de cocina hace unos años, se ha convertido en una más que notable chef con elaboraciones que a su belleza unen la perfección en cuanto a sabor y equilibrio. Altísimo nivel.

Como ha quedado dicho al principio, todos los planetas se alinearon para hacer de esta comida de amigos una jornada memorable. Estamos deseando volver y les aconsejamos fervientemente que vayan o vuelvan también a nuestros lectores.

Nos ha gustado: TODO.

Habría que destacar, quizás por poco habitual, la increíble carta de vinos ya comentada, que domina Joan a la perfección y que con pasión nos hizo probar.

Precio medio: 50 € (dependiendo de los vinos) que son una autentica tentación.