Degustando Córdoba (III)

Con tan intenso programa gastronómico, que mejor que tomar unos helados para hacer la digestión más fácil (o eso dicen).

Heladerías “italianas” hay muchas, pero en Córdoba, ninguna como la Heladería Artesana Il Piamonte.

En 1994, José Ambrosio y su esposa Rosa crearon la heladería, y actualmente, su hijo Jose no sólo sigue la tradición, sino que curioso como es, ha seguido investigando sabores y texturas para hacer de Il Piamonte una heladería excepcional. Analista informático de formación, recrea con arte en su obrador algunas recetas de sus padres, como el maravilloso bombón helado, que desde el fallecimiento de este, no había vuelto a elaborar y que nosotros tuvimos el honor y placer de volver a degustar por primera vez desde entonces.

Infinidad de sabores creativos, al margen de las especialidades “de toda la vida” como un magnifico tutti frutti que cada vez cuesta más de encontrar, y para empezar…rebujito granizado: Hierbabuena, lima, granizado de limón, oloroso de Montilla-Moriles…irresistible.

En un sitio donde el calor aprieta, como Córdoba, la Heladería Artesana Il Piamonte es un verdadero oasis donde refrescarse. Y que más da si los helados ayudan a digerir o no. Lo que es seguro es que estos engrandecen el espíritu.

Y, por si fuera poco, cerramos nuestra estancia en la mágica Córdoba, con una cena el La Taberna del Río, con una de las mejores terrazas al lado del Guadalquivir, disfrutando de unas vistas magnificas de la orilla opuesta del río, la feria de atracciones y el estadio del Arcángel.

La cocina, creativa, deliciosa y plural. Como ellos mismos se presentan en sociedad: “Vanguardia y tradición hecha sabor”. Y así fue, ingredientes locales, elaboraciones sofisticadas a veces y sencillas otras, pero con un denominador común, sabrosas todas ellas. Abrimos con un original maridaje de cocktail de whisky y seguimos con una tapa de boquerón y pimiento asado con su espina frita, croquetas de escándalo, tabla de quesos de Pedroches, pulpo a la brasa, ensaladilla “de mi madre” con quisquilla, dados de vaca vieja…y un arroz con rabo de toro admirable.

Un equipo joven, tanto en cocina como en sala, en la elaboración de cocteles y en la atención, pero con una profesionalidad de alto nivel y una energía e ilusión inagotables, hacen de La Taberna del Río un espacio único donde comer de maravilla y disfrutar de las vistas.

De este modo cerramos, de la mejor manera, nuestra estancia en esta maravillosa ciudad que nos embruja siempre que la visitamos. Y no nos cansaremos de hacerlo, seguro.