León, el Reino surgido en el 910, fue el más poderoso de la Cristiandad peninsular durante siglos. De él nacieron Castilla (1065) y Portugal (s. XII). Sus monarcas se llamaron Emperadores, protegieron a los judíos, potenciaron el Camino de Santiago, crearon universidades como la de Salamanca, introdujeron el Cister, y dieron por primera vez en la historia voz al pueblo en las Cortes de 1188, acontecimiento por el que León fue reconocida por la UNESCO en 2013 como “La Cuna del Parlamentarismo”.
Verdadera encrucijada de caminos y reino entre culturas, ha sabido conjugar su patrimonio con la modernidad y aprovechar que siempre ha sido hospitalario dando cobijo al caminante para mantener esa esencia, dotando a la ciudad de ese aire desenfadado que le confiere un especial encanto.
La ciudad maestra del beber y del vivir, tiene en la gastronomía uno de sus principales hilos conductores.
Degustar León con raíces clásicas debe incluir alardes de tanto gusto como la cecina, un tipo de carne deshidratada similar al jamón pero realizada mediante el curado de carne de vacuno, de equino y menos frecuentemente, de chivo e incluso de conejo, burro, caballo o liebre, aunque las únicas cecinas que se encuentran recogidas como Indicación Geográfica Protegida son la de vaca, cecina de León, y la de chivo, cecina de Vegacervera.
No debemos olvidar chorizos, morcilla y otros derivados del cerdo, pero también las clásicas sopas de trucha, su exquisita carne y como no, el clásico cocido y distintos manjares de la magnifica huerta local.
Quizás el de mayor renombre sea el botillo, un producto cárnico elaborado con piezas troceadas procedentes del despiece del cerdo, condimentadas y embutidas en el ciego del cerdo que luego es ahumado y semicurado. Se encuentra protegido bajo la marca Botillo de El Bierzo en las comarcas leonesas de El Bierzo y Laciana.

Todo lo servido estaba elaborado por la fábrica de embutidos y jamones Ezequiel, que es hablar de más de 70 años de experiencia dedicados a la elaboración artesanal de embutidos. Ezequiel está ubicado en un paraje ideal: Villamanín, en plena montaña leonesa y a 1200 metros de altitud. Allí es donde se encuentra la Fábrica de Embutidos y Jamones Ezequiel, donde sus embutidos se obtienen de manera tradicional, siguiendo las costumbres del ahumado natural con leña de roble.
Sin duda, la enología es también uno de sus puntos fuertes, pues en León se pueden degustar vinos de dos variedades de uva autóctonas, y prácticamente únicas en el mundo, como son el Prieto Picudo y el Albarín.
La prieto picudo es una de las principales uvas tintas de los vinos de la Denominación de Origen (DO) León. Es una variedad con mucha materia colorante, con una acidez notable y con gran cantidad de azúcar y tanino. Esta concentración da a los vinos un sabor especial y diferente.
El Albarín es una perla del vino leonés, pues es la variedad de uva autóctona con la que la Denominación de Origen León elaboran blancos de altísima calidad. Una uva exclusiva y diferente por sus cualidades organolépticas, versátil y que permite crear vinos frescos de un gran potencial aromático y gustativo.
Todo eso, y mucho más tuvimos la ocasión de degustar en su presentación en Barcelona, siendo extraordinarios embajadores tanto Nicanor Jorge Sen Vélez, vicepresidente segundo de la Diputación de León, como el representante del área de Turismo del Ayuntamiento de León, David Fernández Arias, quienes nos acogieron, explicaron y sedujeron con todos los encantos de la ciudad y de la provincia.
También aprovecharon para presentar su renovada imagen cara al exterior, a través de la sencillez y la identificación con una marca que otorga valor agregado a todos los sectores de la ciudad. Un panel multicolor, compartiendo ventana con las letras de ‘LEON’, ofrece una imagen «perdurable, identificable, sencilla y que muestra su historia» con el objetivo de ganar «fuerza y competitividad», y dicho sea de paso, bajo nuestro criterio un gran acierto, sinceras felicitaciones 😉

Salud y una “pizca” de suerte 😉
